Hay una calle en Ciudad Victoria por la cual transito de vez en cuando, es la calle República de México, donde la gente no te limpia el vidrio de tu automóvil a cambio de unos cuantos pesos. Ahí la gente tapa los baches de la calle y a cambio, los mismos conductores les remuneran en agradecimiento a tal hecho.

En tal calle no hay ningún tipo de publicidad sobre partidos políticos o gobernantes. Nadie pretende levantar la mano para levantarse el cuello, al contrario se levantan el saco para taparse la cara. Esa calle es parte de la otra Victoria, es parte de la ciudad de los baches.

Nadie rendirá cuentas sobre cuál es la situación del lugar, sin embargo, hay grandes historias en esa calle. Desde autos averiados por caer en los cráteres, hasta personas que caminan entre los charcos, lodo y piedras porque no hay banqueta.

Sin embargo, por las avenidas principales de la ciudad vemos grandes espectaculares anunciando El Progreso de la ciudad, en los spots televisivos vemos personas contentas, agradecidas por el encarpetado de las calles, en redes sociales son más, muchos más los que no están contentos.

¿A quién le creemos? ¿A una publicidad generada a base de un pago o a una situación real generada por falta de atención? Esa es la tarea.

En victoria hay calidad, si, demasiada calidad y presupuesto invertido en spots, en espectaculares y en todo tipo o medio de promoción para posicionarse entre los ciudadanos. Sin embargo, muchas de nuestras calles son grandes ríos cada que llueve, o cuentan con cráteres, y otras cuantas están parchadas que parece que tienen vibradores. El que no me crea que transite por la calle República de México. Váyase despacio.

Un gobierno no solo debe comunicar, no puede administrar solamente, un gobierno debe gobernar. Por lo que no es bueno rodearse de gente que dice que todo esta bien, o de asesores que cambian oro por espejos.

El tiempo de los cuates, compadres y amigos ya pasó, no debió suceder. Es un mal innecesario que provoca el desgaste de los políticos y por ende la poca credibilidad de las promesas.

En esa calle no hubo caminata, no ha habido campaña, sin embargo los ciudadanos que viven sobre la misma también votan, también necesitan de un presidente, también necesita de un espectacular para que haya recursos que invertir en la misma.

Como ciudadanos debemos ser incansables, debemos hacer una campaña permanente de denuncias, así como los políticos son incansables en campaña. Ya no por redes sociales, hay que pedirles el numero telefónico, la dirección de su domicilio, la fotografía y que nos dejen una lista de funcionarios para comunicarnos diariamente.

En Zaragoza, Puebla ya pusieron el ejemplo. Un grupo de ciudadanos, cansados por la falta de recolección de basura durante varios días seguidos, colocaron sus desechos afuera del domicilio de su presidente municipal para ver si así se atrevían a pasar por ella. En Nogales, Veracruz los ciudadanos colocaron la basura en las instalaciones del Palacio Municipal. ¿Qué podemos hacer nosotros?

El mal del avestruz es cada vez más frecuente. Meter la cabeza a la tierra para no enfrentar a los problemas no es la manera de responder, pues evadir la responsabilidad es la peor respuesta. Gobernantes, el silencio otorga, para comunicar hay que gobernar.

Se necesitan menos espectaculares y mas calles.

¡Excelente jueves! Comentarios: adrianla93@gmail.com

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