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El dolor de perder 
25 febrero 2015

En una sociedad que nos exige cada vez mas la perfección, hacer las cosas con excelencia para ser el numero uno en cualquier cosa que emprendamos, incluso nos atiborran de cursos de superación personal para ser los mejores y nos piden actuar con inteligencia emocional, que si las cosas nos salen mal es porque no decretamos en positivo, hay que reconocerlo vivimos en una sociedad que solo abraza y festeja a los triunfadores dejando en una posición casi marginal a quien fracasa, a quienes se han atrevido a invertirle a una empresa, a una relación o un proyecto de vida y este por cualquier razón se ha ido a pique.

De los grandes perdedores y las grandes perdidas nadie quiere hablar, se les ve con lastima pero al adoptar esta posición de intolerancia al fracaso se pasa por alto que toda la existencia humana se halla marcada por las perdidas, nuestra realidad y los vínculos afectivos que forman parte de ella son provisionales y están sometidos a cambios permanentes. Nuestro crecimiento como seres humanos depende en gran manera en que podamos convivir y elaborar de una manera constructiva todo ese conjunto de perdidas para mantener una calidad de vida adecuada.

Cada perdida emocional, física o funcional trae consigo un duelo y una perdida que no es elaborada correctamente puede acarrearnos una cronificación del sufrimiento psicológico, el hecho en que en la actualidad la ansiedad y la depresión sean enfermedades que azotan al mundo occidental se puede explicar desde ese rechazo que tiene la sociedad por el “fracasado”.

¿Y que se hace cuando somos nosotros los que estamos sufriendo una perdida, un fracaso?

Cabe aclarar que cada perdida es diferente y cada persona enfrenta sus duelos de manera distinta pero lo primero que debemos hacer para superar una perdida es aceptarla, aceptar que aquel empleo, proyecto, persona amada, matrimonio, amistad, ciudad de residencia o miembro de nuestro cuerpo se ha perdido y abrazar el dolor que sentimos comenzando a hablar de ello.

* Se deben expresar los sentimientos de tristeza, enojo o rabia. No es recomendable negarse a sentir y ventilar estas emociones.

* Se recomienda compartir los pensamientos y sentimientos con la familia, amigos y allegados.

* Se deben retomar las actividades habituales, cotidianas, no solo laborales sino de entretenimiento.

* Es recomendable mantener relaciones personales constructivas y establecer nuevas.

* Se debe expresar el progreso hacia la resolución del duelo, el bienestar que se va alcanzando y no avergonzarse de ello.

* Identificar planes alternativos para alcanzar los objetivos que era importantes antes de la perdida.

* Reconocer lo útil que es la red de apoyo que representan la familia y los amigos y no negarse a recibir ayuda y consuelo.

Cosas que hacen mas largo el proceso de sanidad y pueden afectar la salud física y mental:

* Negar el dolor, negar la perdida, esconder, evitar las manifestaciones de tristeza, asumir una actitud de falsa fortaleza.

* Eliminar todo aquello que nos recuerde lo que hemos perdido, recuerda el vacío esta en el interior pretender hacer “desaparecer” todo lo que nos trae a la memoria nuestra perdida es un mecanismo de evitación que interfiere con el proceso normal de sanidad.

* No se debe intentar remplazar al ausente o buscar un sustituto afectivo estando en un proceso de sanidad, un clavo no saca a otro clavo y no se deben tomar decisiones importantes en el inicio de un duelo.

* De igual manera, buscar consuelo en el alcohol o alguna droga solo nos traerá problemas adicionales.

* Culparnos, es sin lugar a duda el sentimiento que mas nos lastima, debemos aceptar que la perdida es parte de la vida y que nosotros no somos nadie para decirle a esta como debe ser. Es inútil buscar en nuestra cabezas respuestas que tal vez jamás tendremos o creer que si hubiéramos hecho las cosas de tal o cual manera eso no hubiera pasado.

* También es muy mala idea aprovecharnos de nuestra perdida para ganar protagonismo y autocompasión, esto solo revela una personalidad inmadura y aquellos que genuinamente pretenden ayudarnos la percibirán pronto y los alejaremos.

¿Cómo saber que hemos sanado?

Podemos decir que hemos completado nuestro proceso de sanidad cuando podemos hablar y recordar de nuestra perdida sin sentir, angustia, desesperación y enojo, cuando hemos adoptado una nueva manera de estar en el mundo y la ilusión a regresado a nuestras vidas, es importante mantener nuestra mirada en futuro y recordar que el fin de algo no es el fin de nuestra existencia, que nuestros fracasos, perdidas y desilusiones al igual que nuestros éxitos, alegrías son los que nos han formado. Recuerda, el dolor y el fracaso, generalmente encierran cambio, aprendizaje, movimiento, avance, desarrollo, renacer, proceso y crecimiento personal, como me dijo una vez un paciente: El fracaso y el éxito son hijos del mismo padre y de la misma madre y del primero nadie quiere hablar pero olvidamos que el fracaso es el maestro, él que le mostro al éxito el camino.

El proceso de sanar tiene una única dirección: ir hacia delante.

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