Fue la maestra de religión de la Primaria en Guayaquil, Ecuador, quien encontró el mensaje el pasado 25 de octubre y lo compartió en sus redes sociales.
«Lo leí, me conmoví y se me cayeron las lágrimas. Cuando hay un acto como este, se ve la capacidad de renunciar a uno mismo, incluso de lo que a uno le gusta, por amor al otro«, comentó.