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Rosita no pudo salvarse de la muerte
1 julio 2016

Rosita tenía 22 años, era alegre y muy platicadora. Su discapacidad –síndrome de Down– nunca la detuvo y siempre trataba de salir adelante.

Ayer por la tarde notó algo raro, su casa, en la que a diario se quedaba sola debido a que su mamá se iba a trabajar, se incendiaba por un cortocircuito.

La joven tomó una cobija, se envolvió en ellas y se refugió en un armario… de ahí salió en manos de un hombre, pero sin vida.

Esta triste historia sucedió ayer a la 1:00 de la tarde en la cuadra 9500 de la calle Corona, en la colonia Los Olivos II.

Por necesidad de trabajar, Elvia, su mamá, la dejaba sola dentro de la casa. Al salir, la señora ponía un candado de combinación en la puerta, para evitar que Rosita se saliera a la calle, como en ocasiones anteriores.

Nunca había pasado nada, hasta ayer cuando un cortocircuito inició un incendio dentro de su vivienda. Al no poder salir, por el candado, la joven se refugió en el armario, donde esperó a que la rescataran… Nadie lo hizo y falleció.

“Me avisaron que la casa de mi consuegra se incendiaba y acudí de inmediato ya que ella sale a trabajar y en la vivienda se quedaba su hija Rosa, que padece síndrome de Down”, dijo Jaime Hernández, un comerciante.

Mencionó que al darse cuenta que la puerta estaba cerrada con un candado de combinación, con un martillo violó la chapa de la puerta principal para ingresar junto con los bomberos.

“La muchacha no estaba en los cuartos de la casa, buscamos por todas partes y por último en el clóset de una de las habitaciones, donde la encontré”, contó.

Uno de los bomberos comentó que el incendio pudo haber sido provocado por un cortocircuito y al ver que la casa se quemaba y llenaba de humo, la joven trató de protegerse y se metió en el armario de una de las recámaras para evitar quemarse.

Los familiares llegaron después. Su madre, quien fue avisada mientras trabajaba en una fábrica, no creía lo que pasaba, sus dos hermanos lloraban inconsolables.

El cuerpo de Rosita fue colocado afuera de la casa, mientras llegaban oficiales de la Policía Investigadora.

‘HICE TODO LO QUE PUDE PARA RESCATARLA’

“Hice todo lo que pude, lo que estuvo en mis manos”, dijo Jaime Hernández, al fracasar en el intento de rescatar con vida a Rosita, la joven de 22 años, con síndrome de Down, que falleció intoxicada tras incendiarse su vivienda.

Hernández, consuegro de la mamá de la fallecida, al ser avisado de la conflagración por unos vecinos, de inmediato cerró su negocio, y acudió hasta la casa 9541 de la calle Corona.

Sin pensarlo dos veces, y a sabiendas de que la joven podría hallarse dentro de la casa, pues su mamá a diario trabaja, utilizó un martillo para destruir un candado y así ingresar al lugar.

Unos vecinos ya habían llamado a los bomberos, y varias máquinas apagadoras ya acudían al lugar. Mientras, Jaime, sin la ayuda de alguien más, entró a la vivienda para buscarla.

Una máquina llegó al lugar, él no esperó a que bajaran y comenzó a buscarla dentro, hasta que la halló dentro de un armario, envuelta en unas cobijas, que usó como protección.

Entre los bomberos y él sacaron a Rosita. Afuera trataron de reanimarla, pero no respondía, un paramédico seguía aplicando la reanimación, pero nunca despertó, ella murió.

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