Un guardia de una prisión del Condado de Parker, en Texas, hubiese muerto si no llega a ser por la actuación de los reclusos.

Cuando el vigilante cayó desplomado al suelo (aparentemente, a causa de un ataque al corazón), no dudaron un instante.

Gritaron, pero nadie parecía escucharles, así que abrieron la reja, salieron de su celda e hicieron todo el ruido posible con la esperanza de llamar la atención de otros guardias.

«Es un hombre bueno, por eso salvamos su vida» explicó Kelton, quién se define a si mismo como adicto a la metanfetamina y está cumpliendo su cuarta condena. «En ningún momento se me pasó por la cabeza si tenía una pistola o una placa. Si cae al suelo le ayudaré».

El guarda, que yacía sin pulso, tenía las llaves y un arma, pero ninguno de los ocho reos trató de aprovecharse de la situación. «Podría haberse dado una situación extremadamente mala» explicó el Sargento del Condado de Parker, Ryan Speegle.

Lo único que hicieron fue el máximo ruido posible para llamar la atención de los otros guardas. Estos llegaron a la escena y, confundidos, llevaron los presos de vuelta a sus celdas. Mientrastanto, los paramédicos reanimaron al hombre ,quién recuperó el pulso ante la mirada de los presos.

Sabían que tratando de salvarle la vida estaban poniendo en riesgo las suyas. «Nos preocupaba que fuesen a venir con pistolas y liquidarnos» dijo Kelton.

Pero, de no haber sido por la actuación de los prisioneros, lo más probable es que el hombre no hubiese sobrevivido.

Ahora el guarda está recuperándose y se reincorporará a su trabajo la próxima semana.

Irónicamente, la primera decisión que ha tomado la prisión tras los hechos ha sido la de reforzar la seguridad en esa sala.

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